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Se ha vuelto común fantasear con cosas inusuales. Estén o no en una relación, las personas tienen cada vez más orientaciones sexuales que cambian de la rutina del follar clásico. El fetichismo le da al sexo un sabor especial. Solo a título informativo, cabe señalar que el placer no proviene solo de la polla o el coño. Es probable que varias áreas del cuerpo proporcionen este placer cuando se les solicite adecuadamente e incluso provoquen el orgasmo. Los fetichistas son aquellas personas que se excitan con algo más que el clásico trasero pervertido.

Una vez que entendemos que cada uno tiene su propia forma de masturbarse, también entendemos fácilmente el fetichismo. Hay tantos fetiches como personas diferentes. Algunos chicos son fetichistas de los pies y solo pueden liberar la carga con un buen par de pies. Otros se enamoran de las tetas, el cuero o el bondage. Hay algo súper cachondo en las piernas en el fetichismo porque salen de la monotonía. Aunque solo sea por la forma en que hacen cosas inusuales. Algunas perras solo se excitan cuando las tratan como objetos. Son unas zorras masoquistas a las que les gusta sentir el mordisco del látigo en la sensible piel de su culo.

El fetichismo ha hecho posible desarrollar muchas prácticas de carácter sexual que permiten condimentar el juego: grilletes, látigo, cuero o todos estos complementos que cada vez son más invitados a las fiestas de follar. Al final, el objetivo es sacarle el máximo partido. Si por orientaciones, algunas guarras prefieren ser sodomizadas con grilletes en una mesa y el culo en el aire, tanto mejor.